Su verdadero nombre es Anfiteatro Flavio, pero en todo el mundo se conoce como Coliseo y constituye el símbolo de la ciudad de Roma. Fue construido en el 72 d.C. por Vespasiano y terminado ocho años más tarde por su hijo Tito. El Coliseo era comparable, en su época, a los estadios actuales, aunque los espectadores eran muy diferentes a los de hoy.
Símbolo de la autoridad de Roma desde la antigüedad hasta la actualidad. La disposición actual de los edificios se remonta al siglo XVI, cuando Miguel Ángel proyectó la espléndida plaza y la imponente escalinata de la Cordonata. Dos de los tres edificios son sede de los Museos Capitolinos.
Templo romano dedicado a todos los dioses (panteón en griego significa «de todos los dioses»); lo ordenó construir Marco Vipsanio Agrippa en el año 27 a.C. en sus termas del Campo de Marte en Roma y fue completamente reconstruido por el emperador Adriano (120-125 c.a. d.c.) En el siglo VII se convirtió en una iglesia dedicada a María y a los Mártires.
La fuente más famosa de Roma, obra del arquitecto Salvi, que la construyó en 1735 bajo el pontificado de Clemente XII. Las esculturas que la componen narran varias leyendas que se descubren en la misma fuente de donde proviene el agua que alimenta a la fuente.
El interés de la plaza reside en la escalinata de Trinità dei Monti, construida en 1726 por Francesco De Sanctis, que la une al Pincio y le aporta un fondo admirable, componiendo una de las escenografías arquitectónicas más animadas y pictóricas. La obra, en la que se conjugan de forma admirable la gracia de sus motivos arquitectónicos y la grandiosidad de sus dimensiones, se considera la obra urbanística más importante del siglo XVIII en Roma.
La Plaza Navona es uno de los lugares más espectaculares y conocidos de Roma. Es un complejo urbanístico barroco que deriva, por su forma y sus dimensiones, del estadio Domiziano. Construido antes del año 86 d.C. (tenía 275 metros de largo, 106 de ancho y acogía hasta 30 000 espectadores) en una zona del Campo Marzio, donde, bajo el poder de César y Augusto, había un recinto de madera donde Nerón había hecho construir un anfiteatro para los juegos quinquenales.
La sugestiva plaza, situada junto a la columnata de Bernini, hace esquina con la iglesia más grande de la Cristiandad, dominada por la majestuosa cúpula de Miguel Ángel. La construcción de la basílica se extiende a lo largo del siglo XVI y es obra de Miguel Ángel, Giacomo della Porta y Domenico Fontana. La basílica se erige sobre los fundamentos de una iglesia paleocristiana, la cual, según la tradición, fue construida sobre la tumba del Apóstol.